Cuando tenía 5 años, por sugerencia de un ortopeda, los padres de Toby Lerner Ansin la inscribieron en una clase de ballet para principiantes con el fin de ayudarla a contrarrestar una condición conocida como pronación, que se produce cuando los tobillos se giran hacia dentro. Aquella clase fue el comienzo de una apasionada historia de amor que Toby ha mantenido con el ballet hasta el día de hoy. Hasta los catorce años, decidida a convertirse en bailarina de ballet profesional, Toby iba a clase seis días a la semana. Pero un día miró en el espejo a algunas de las otras alumnas de su clase y luego a sí misma y esa noche les dijo tranquilamente a sus padres que ya no iba a seguir la carrera de ballet porque, aunque tenía ganas, no tenía ni el cuerpo ni el talento para ser bailarina. “Parezco una jirafa coja”, dijo con rotundidad. A pesar de todo, siguió asistiendo a clase y cada vez que el American Ballet Theatre se presentaba en Boston, su ciudad natal, acudía a todas las representaciones.
En el 1985, Toby se involucró en la escena de la danza de Miami y se dio cuenta de que la razón por la que ninguna compañía de ballet profesional había sido capaz de mantenerse en el Sur de la Florida era la falta de una “luminaria”, una estrella creíble que pudiera atraer el talento creativo y el dinero para mantenerlo. Para ese entonces, un amigo le presentó a Edward Villella. Toby concertó una reunión en su casa con Villella que duró cuatro horas. Cuando se marchó ese día, ella ya lo había convencido de que Miami estaba a punto de lanzar una compañía de ballet profesional. Esa noche llamó a seis amigos. Cada uno le dio un cheque de mil dólares. Ella añadió su propio cheque de mil dólares y, poco después, invitó a Villella, antigua estrella del New York City Ballet, a ser Director Artístico Fundador. Luego se puso a trabajar sin descanso para recaudar más fondos y reclutar a miembros destacados e influyentes de la comunidad para que compartieran su visión y se unieran a la Junta de Directores de la incipiente compañía. El sueño de Toby de una compañía de ballet profesional pronto se convirtió en el sueño de Miami. Y aproximadamente un año después, el Miami City Ballet ofreció su primera actuación. Años más tarde, la compañía actuó en el Kennedy Center y Edward Villella le escribió: “Nuestro compromiso fue la culminación de la visión que tuviste hace diez años y estoy muy agradecido de que fuera conmigo con quien compartiste el sueño”.
En 2010, en honor a su cumpleaños número 70 y al 25 aniversario del MCB, la Fundación Ansin creó el fondo de becas Toby Lerner Ansin. Cada año, Toby patrocina una beca para un joven bailarín con talento, lo que ha ayudado a numerosos bailarines a formar parte de la compañía. Gracias a su visión, liderazgo e incesantes esfuerzos, el Miami City Ballet es hoy una compañía internacionalmente aclamada, con una creciente reputación como cuna de creatividad para jóvenes bailarines y coreógrafos. Y Toby ha recibido un amplio reconocimiento por sus logros. Entre los premios que ha recibido figuran el George Abbott Carbonell Award for Achievement in the Arts, el National Red Cross Spectrum Award for Women, el Florida Arts Recognition Award, el Arts Hero Award del Arts & Business Council of Miami, el Florida International Press Club Imprint Award, el Woman of Style and Substance Award y el Dance/USA's Champion Award.
Pero el reconocimiento del que se siente más orgullosa ni siquiera menciona su nombre. En 2016, el MCB recibió una invitación para bailar en el Lincoln Center durante una semana en abril. El crítico de danza del New York Times escribió tres críticas muy favorables sobre la actuación de la compañía. He aquí una cita de sus críticas: “...la danza del Miami City Ballet vuela directo al corazón… ¿Qué se puede hacer para traer a esta compañía aquí más a menudo?”